La expansión de las marcas de coches chinas por el mundo ha puesto en las carreteras coches de compañías que el conductor promedio desconoce y la cosa se complica todavía más cuando algunas de éstas se hacen con fabricantes tradicionales de conocimiento común. Uno de los casos más representativos es el de Geely.
Su nombre técnico es Zhejiang Geely Holding Group Co., Ltd y fue fundada en 1986, pero no fue hasta 1997 cuando entró en el sector de la automoción.
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La compañía vende sus propios coches tanto bajo su marca como con otras dos, Lynk & Co, que lleva bastante tiempo comercializando sus modelos en España, como Zeekr, cuyo desembarco ha sido más reciente.
Sin embargo, lo que más lleva a confusión es el hecho de que, gracias a la compra de acciones, también es propietaria en parte de fabricantes europeos con una larga trayectoria.
Así, es el mayor accionista de Daimler, empresa que es dueña de Mercedes-Benz, y, junto con ésta, es copropietaria de Smart. El caso de esta firma es representativo, puesto que, tras la adquisición en 2019, se reinventó, pasando de ser una marca centrada en coches urbanos a dedicarse a la producción de SUV de naturaleza eléctrica.
Esto no es casualidad, puesto que sus nuevos modelos comparten plataforma y motorizaciones con los de Geely o Zeekr.
La misma fórmula se aplica con Volvo o con Polestar. Adquirió la primera en 2010, que hasta ese momento era propiedad de Ford. La segunda, que empezó como rama deportiva de la firma sueca, se independizó en 2017 y en 2024 se separó financieramente de Volvo para actuar de manera independiente directamente con Geely.
Además de estas empresas, también se ha hecho con otros nombres menores dentro de la industria del motor, como es el caso de Lotus Cars, Proton Cars o London EV. También participa al 50% de HORSE, una compañía especializada en el desarrollo de sistemas de propulsión que forma parte del Grupo Renault.
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