En un momento en donde las cifras de ventas atenazan a la compañía de Elon Musk, acaban de enseñar una carta que podría marcar un antes y un después. Se trata de un motor eléctrico de última generación, estrenado a escondidas en el Model S Plaid, que presume de unas especificaciones técnicas que dejan a la competencia muy descolgada.
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La clave de este dechado de la ingeniería reside en un revestimiento de fibra de carbono que permite al propulsor alcanzar regímenes de giro asombrosos, superando con creces las limitaciones de los diseños convencionales que montan actualmente todos los coches eléctricos del mercado. Hasta ahora, los motores eléctricos lidiaban con el desafío de mantener la integridad del rotor a altas revoluciones.
Las fuerzas centrífugas que se generan pueden romper el propulsor si no se refuerza adecuadamente el sistema. Tesla, con esa visión creativa que a menudo le caracteriza, identificó una oportunidad de resolver este acuciante problema y desmarcarse de la competencia. Expertos en materiales compuestos, dieron forma a una solución innovadora: una cubierta de fibra de carbono, tejida en múltiples capas con una estructura 3D de alta resistencia, que envuelve el rotor como un sofisticado corsé.

Mayores revoluciones por minuto
Esta envoltura de carbono no solo asegura la solidez del conjunto interno, permitiendo que el motor gire a unas impresionantes 23.500 rpm (frente a las 19.000 rpm del anterior motor del S Plaid), sino que también optimiza la interacción del campo magnético al reducir el espacio entre el rotor y el estátor. ¿El resultado? Una mayor densidad de potencia, una disipación térmica más eficiente y, en definitiva, una mayor durabilidad del corazón eléctrico del vehículo.
La fabricación de esta cubierta es otro prodigio de la técnica. Se han empleado procesos de colocación automatizada de fibras (AFP) que garantizan una precisión milimétrica y una uniformidad impecable en cada unidad producida. Esta atención al detalle, más allá de otorgar todos los beneficios antes mencionados, también se traduce en ventajas tangibles para el conductor.

Aceleraciones de vértigo
Los vehículos equipados con este motor experimentan aceleraciones más fulgurantes y una entrega de potencia más lineal, especialmente a altas velocidades. Algunas fuentes cercanas a la compañía de Elon Musk incluso sugieren que esta tecnología ya está presente en la versión Performance del Model 3, elevando el listón de su rendimiento a cotas nunca vistas en un coche eléctrico de producción masiva.
La ambición de Elon Musk no se detiene aquí. Ya ha anticipado que esta misma filosofía se aplicará en el esperado nuevo Roadster, explorando incluso nuevas geometrías de rotor y materiales compuestos para seguir incrementando el par y las revoluciones por minuto. Con esta jugada maestra, Tesla no solo busca revitalizar sus resultados, sino que también recuperar su posición como líder tecnológico —algo que habían perdido en los últimos tiempos a manos de los fabricantes chinos—, marcando así el camino a seguir en la electrificación del automóvil.
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