Esta versión microhíbrida, que combina un motor gasolina de 1.2 litros con un sistema eléctrico de 48V y una caja automática e-DCS6, se posiciona como una de las más equilibradas de la gama. Y lo cierto es que, tras una prueba dinámica, deja sensaciones muy positivas: es ágil, cómodo y sorprendentemente silencioso en ciudad.
Pero no hay que adelantar acontecimientos. Con una longitud de 4,54 metros, una anchura de 1,89 y una altura de 1,64 metros, la presencia de este Peugeot impone bastante.
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El 3008 de tercera generación está fabricado sobre la plataforma STLA Medium del grupo Stellantis, que es una renovación muy profunda de la EMP2 utilizada en la generación anterior.
Esto ha supuesto diversas mejoras en un chasis mejor puesto a punto y más acorde con el tipo de coche en general.
Interior espacioso
El habitáculo ofrece un espacio muy aprovechable para sus ocupantes aunque no sea el mejor del segmento, y una sensación de calidad, esta vez sí, por encima de la media, ya que hay bastantes zonas tapizadas y que no resultan ‘plasticosas’. Eso sí, se ha cuidado bastante menos la zona trasera.
Estrena el llamado ‘i-Cockpit panorámico’, que ha mejorado la ergonomía de sus tantas veces criticada posición del volante y de los relojes, donde estos solían quedar tapados por la parte superior del aro del volante. Ahora la postura es algo más natural.
Además, el salpicadero en general y la consola central en particular, se ve moderna y con buenos materiales y ajustes. La guinda de esta visión futurista la pone la única pantalla de 21 pulgadas y algo curvada, que conjuga la instrumentación con la información de entretenimiento (música, teléfono, navegación…). Debajo de los aireadores centrales hay una superficie táctil con unos accesos directos personalizables a los que Peugeot llama ‘i-Toggles’, muy útiles y accesibles y que permitirán despistarse mucho menos con la pantalla central.

Eso sí, en pocos coches es tan complicado regular y activar el control de velocidad. Y eso que dispone de botones en el volante. Pero no es lógico ni intuitivo ni en su funcionamiento ni en su accionamiento.
Por otro lado, el tamaño del volante se antoja algo pequeño para un coche de este estilo. En el Peugeot 208 luce bien y adecuado. Aquí, no tanto.
El que parece más adecuado es el maletero, gracias a un espacio muy aprovechable y de formas muy cuadradas, de 520 litros, una cifra intermedia entre sus coetáneos.

Motor micro-hibrido, solo suficiente
Bajo el capó de este 3008 hay un sistema híbrido ligero compuesto por un motor de combustión con tres cilindros y 1,2 litros de 136 CV y otro eléctrico (con 28 CV). Este último sirve para poner en movimiento el coche y circular hasta una velocidad muy baja, apoyar al motor de combustión en algunos momentos y también como motor de arranque.
Con estas cifras, y un peso de 1.648 kilos, evidentemente, sus prestaciones no son fulgurantes. Pasa de 0 a 100 km/h en poco más de diez segundos y alcanza los 201 km/h de velocidad máxima.

Respecto a su eficiencia, relativa. Es mayor en ciudad, donde proporcionalmente, su consumo es mejor que en carretera, aunque la media real se sitúe en unos 6 l/100 km en el primer entorno y en unos 7 l/100 km cuando sale de viaje. No está mal si se piensa en que homologa 5,5 l/100 km.
Eso sí, hay que recordar que, al tratarse de un microhíbrido, cuenta con la etiqueta ECO de la DGT, con todas las ventajas que conlleva.
Comportamiento correcto
Su funcionamiento es muy parecido al de un híbrido convencional, aunque si se compara con un Toyota y sus cajas CVT, esta e-DCS6 automática de doble embrague le da al conjunto un aire más dinámico.
Como decíamos, su peso y una potencia de menos de 150 CV, a pesar de contar con turbo, no le da una agilidad especialmente destacable. Eso sí, cuando su pequeña batería tiene carga, se nota un pequeño impulso extra de su motor eléctrico de casi 30 CV, algo que se detecta mucho mejor cuando no está disponible esa energía adicional, ya que se muestra bastante más perezoso.
Ofrece buen aplomo, gracias también a unas suspensiones firmes que no permiten balanceos excesivos y su dirección, a pesar del tamaño del volante algo pequeño para nuestro gusto, guía bien el coche. Otra cosa es que no se note demasiado feeling de lo que pasa bajo las ruedas delanteras.

Pero es un coche agradable en marcha. Con una motorización de baja rumorosidad, un funcionamiento del cambio rápido y que pasa desapercibido y un conjunto de suspensión, dirección y frenos bien calibrados y adecuados para el coche del que se trata.
Acabado, equipamiento y precios
Como difícilmente podía ser de otra forma, el acabado de esta unidad de pruebas era el GT, que aumenta la factura desde los 34.030 euros de la terminación Allure hasta los 38.180 euros.

Pero claro, en su equipamiento no falta de nada. Desde unas espectaculares llantas de 20 pulgadas, pasando por el portón trasero eléctrico, faros Matrix-Led, volante y asientos calefactables o control de crucero adaptativo (con el complicado manejo antes mencionado).
Por no hablar de los asistentes de conducción, en línea con los vehículos más actuales y entre los que no faltan los más habituales.
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